jueves, 30 de mayo de 2013

Inventos para matar.

Este episodio de la historia de EE UU siempre ha estado envuelto en la polémica, pero hasta ahora la historia oficial era la siguiente: el 4 de agosto de 1964, dos destructores estadounidenses que navegaban en el Golfo de Tonkin comunicaron al Pentágono que habían sido atacados por barcos torpederos norvietnamitas. Era el segundo ataque contra EE UU en dos días. El presidente Johnson, en represalia, pidió el apoyo total del Congreso para lanzar una ofensiva aérea contra bases navales de Vietnam del Norte. Los primeros soldados de combate estadounidenses fueron enviados a la península en marzo de 1965. Así comenzó la Guerra de Vietnam.
Pues bien, los hasta ahora secretos documentos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) revelan que este segundo ataque contra los barcos estadounidenses nunca existió, lo que pone en duda los motivos por los que el Gobierno de EE UU se precipitó a la sangrienta contienda y, desde luego, la afirmación del ex secretario de Defensa Robert McNamara de que había «pruebas inequívocas» de «un segundo ataque no provocado».

El más significativo de los documentos desclasificados que se pueden leer en http://www.nsa.gov/vietnam/ es un informe escrito en 2001 por Robert Hanyok, un historiador de la NSA quien afirma que los responsables del espionaje de aquellos años «distorsionaron deliberadamente» los datos de inteligencia que luego facilitaron a la cúpula política y que demuestran la falsedad del ataque del 4 de agosto. Hanyok, que revisó las señales de inteligencia o «Sigint» de ese día fatídico, concluye que los informes que entonces sugirieron que había tenido lugar un ataque y que utilizó Johnson para justificar el comienzo de la guerra de Vietnam contenían «errores analíticos severos, cambios en las traducciones sin explicación y la mezcla de mensajes sin relación en una sola comunicación».
«En realidad, la marina de Hanoi no se involucró esa noche más que en el salvamento de dos de los botes dañados el 2 de agosto», escribe Hanyok, que añade que los supuestos atacantes ni siquiera sabían la localización de los destructores americanos USS Maddox y C. Turner Joy que patrullaban la costa de Vietnam del Norte. El historiador calcula que el 90 por ciento de las comunicaciones relevantes interceptadas a los norvietnamitas aquel 4 de agosto fueron omitidas de los principales dosieres de la agencia de espionaje que fueron a parar a los políticos.
A pesar de que la CIA es más conocida, la NSA es la mayor agencia de inteligencia de EE UU. En ella trabajan más de 30.000 personas, entre ellas descifradores de códigos o «rompecódigos», expertos informáticos y lingüistas. La agencia se encarga de interceptar comunicaciones extranjeras y proteger las comunicaciones del Gobierno.

Ni EE UU fue bombardeado por los norvietnamitas bajo el Gobierno de Johnson, ni Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva antes de ser invadido. Aunque Bush odia comparar a Iraq con Vietnam, cada vez surgen más parecidos entre estos dos conflictos, ambos altamente impopulares. «The New York Times» resaltaba esta semana el parecido entre la estrategia para la victoria en Iraq de Bush y la vietnamización que propuso Nixon en 1969. La idea es trasladar el peso de la ofensiva a los iraquíes para acelerar el repliegue estadounidense. Con la vietnamización original, el nivel de tropas norteamericanas bajó de 9.400 en 1969, a 1.300 en 1971, y a sólo 300 en el 72. EE UU tiene hoy unos 160.000 soldados en Iraq, donde han muerto 2.125 militares. Un número de víctimas incomparable con las de Vietnam: 58.000, claro que este conflicto duró una década

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